La semana pasada varios medios de comunicación informaron el caso del señor Ademar Miranda, vecino de la ciudad de Barrancabermeja a quien la Electrificadora de Santander le hizo llegar una factura por un valor apoteósico, 276 millones de pesos, un absurdo por donde se le mire. La reacción de Ademar no fue otra “Si sufriera del corazón, hubiera muerto de inmediato” declaró al diario El Heraldo, el cual uso en la metadescripción de la noticia “Pese a tener paneles solares, a hombre le cobran 2710 millones en recibo de la luz“.
Y es que Ademar Miranda es uno de los cientos de Barranqueños que se han dado cuenta del gran negocio que resulta tener paneles solares en su casa. Ademar y su familia instalaron 32 paneles logrando ahorrar el 65% de su factura mensual de electricidad. El Sr Miranda antes pagaba casi $850.000 por mes y luego de instalar los paneles la redujo a $270.000 de allí también su gran sorpresa.
¿Persecución a quienes tienen paneles solares?
“Pareciera que la Electrificadora de Santander (ESSA) quisiera castigar a todo aquel que instala paneles solares y que busca proteger al medio ambiente. Lo que nosotros hicimos es una inversión importante y buscamos ahorrar costos en la energía y esta es nuestra meta” agregó Aldemar a BRPrensa Digital
La familia Miranda es muy consciente del impacto no solo económico sino también ecológico que resulta la instalación de paneles solares para autoproveerse de energía. Según Adrian Ricardo Figueroa, gerente general de Innova Solar por cada kilovatio instalado de paneles solares se dejan de emitir aproximadamente 12 toneladas de CO2, que equivalen a sembrar 9 hectáreas de arboles.
También no pasa desapercibido el hecho de que quienes promueven la energía solar se sientan perseguidos o señalados por hacerlo. Personas como Ademar que han realizado ellos mismos las instalaciones de estos sistemas, se han encontrado con una serie de trabas y errores institucionales que hacen suponer la existencia de intereses contrarios al uso masivo de sistemas fotovoltaicos.
¿Instalar mis propios paneles solares?
En el mercado se encuentra una gran variedad de oferta de paneles y equipos para construir por su propia cuenta, sistemas fotovoltaicos. Pero el tema se complica cuando esos sistemas deben ser certificados o legalizados por las empresas autorizadas para ello. Algunas personas que se han embarcado en esos proyectos suelen desistir o terminan llamando a empresas instaladoras dadas las complicaciones en los procedimientos.
Para muchos de ellos, el proceso de legalización esta diseñado para desestimular el uso de sistemas fotovoltaicos, ¿Por qué? La razón es muy obvia, que muchos hogares produzcan su propia energía significaría perdidas millonarias a los dueños de las electrificadoras. Sin embargo, los casos de las personas que instalan paneles solares con empresas consolidadas como Innova Solar son exitosos pues son quienes asumen todo el papeleo, tiempo y burocracia, entregando los sistemas certificados y legalizados a sus clientes, sin inconvenientes con las electrificadoras.
Pero aun falta mucho y los recientes cobros en “energía reactiva” que se han inventado empresas electrificadoras no ayudan y desestimular el uso de paneles solares. En una siguiente entrega profundizaremos sobre ese tema. Mientras tanto Ademar espera el nuevo embate, la emisora La Caliente 1330 ha informado que el horroroso error ya fue corregido por la empresa enviándole una nueva factura con el cobro del consumo correspondiente a lo usual.
En la sesión 54 de OCAD Paz se habían aprobaron cuatro proyectos que llevarían el servicio de energía eléctrica a 1.300 familias en Caquetá, Putumayo y Magdalena. Todos los usuarios beneficiados correspondrían a paneles solares aisladas individuales. Para el departamento del Magdalena se habían aprobado dos proyectos para llevar el servicio de energía eléctrica a 1.026 familias del municipio de Ciénaga.
“La Nueva Energía está llegando a toda Colombia para dotar de este servicio a familias que antes no tenían esa posibilidad. En este Ocad Paz, la asignación de recursos de regalías aprobada fue de más $24.400 millones que se convertirán en luz en Caquetá, Putumayo y Magdalena, avanzamos en nuestros compromisos con Obras que Transforman Vidas”, aseguró el Viceministro de Energía, Miguel Lotero en aquel entonces.
El 3 de Marzo pasado, el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, oficializó la entrega de dos proyectos de estos proyectos en los municipios de Ciénaga y Fundación. Gracias a la instalación de paneles solares, en Fundación 360 familias hoy tienen luz eléctrica en sus hogares, mientras que en Ciénaga se instalaron 230 soluciones solares individuales más.
Más familias en el país con electricidad gracias a paneles solares
Igualmente 327 familias de 17 veredas de Aracataca cuentan hoy con energía eléctrica gracias a la instalación de paneles solares y baterías en sus hogares. El Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones Energéticas para Zonas No Interconectadas (IPSE) y Gensa instalarán paneles solares en las viviendas de más de 500 familias del municipio de Paz de Ariporo, en el departamento del Casanare, para que tengan acceso, por primera vez, al servicio de energía eléctrica.
En el departamento del Casanare se incluyen 48 familias de Hato Corozal y la comunidad del resguardo indígena Caño Mochuelo, además de 31 familias de Sabanalarga. Gracias a las acciones en el departamento del Casanare, habrá un ahorro de emisiones de 893 toneladas de CO2 al año.
El departamento de Casanare, al iniciar el periodo de este gobierno, contaba con 94 % de cobertura del servicio energía, al día de hoy, con la gestión liderada por el IPSE y el Ministerio de Minas y Energía, se han disminuido de 8.200 a 5.200 las viviendas sin servicio, con lo que se estima que la cobertura al terminar esta administración supere el 97 %. Adicionalmente, se tienen proyectos en estructuración y con recursos asignados para dejar como legado 98 % de cobertura para este departamento.
Aunque empresas, universidades y hasta centros de eventos han apostado por la energía solar, una juntanza particular hoy ve la luz en el centro oriente de Medellín. Al pie del cerro La Asomadera, en medio de una callejuela estrecha, una veintena de vecinos intenta convertirse en la primera comunidad solar de la ciudad. La idea hace parte de un piloto, que comenzará en marzo y reducirá a la mitad la factura de sus beneficiarios.
Con el liderazgo de la Universidad EIA, a través de la iniciativa de Energía Transactiva, la subvención de la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido, la University College London y empresas prestadoras de servicios de energía como EPM, Erco y NEU, los habitantes de La Estrecha —como le llaman a ese punto del barrio— producirán energía para venderle a la red pública de la ciudad.
Después de la venta, las ganancias se distribuirán en partes iguales entre los participantes. Pero este negocio funcionará distinto: la producción no se pagará en dinero en efectivo, sino mediante descuentos en la factura de servicios. El ahorro podría llegar hasta el 50% mensual por cada hogar.
“La envidia del barrio”
El origen de esta historia tiene lugar en una casa de segundo piso de La Estrecha, en El Salvador. Allí los García Orrego, a través de Simón, un ingeniero y el menor de los cuatro hijos de la familia, instalaron varios paneles solares en el techo de su propiedad y, desde hace dos años, lavan, planchan y ven televisión gracias a la luz que emite el sol.
Rodrigo García, el bastión de la familia, echa el cuento completo mientras camina por la cuadra en la que ha vivido más de 50 años. Dice que gracias a su hijo, quien es cercano a la Universidad EIA, en la casa terminaron instalando de manera gratuita esos aparatos y que, desde entonces, el ahorro ha sido una maravilla.
La voz corrió rápido entre los vecinos, quienes se enteraron que los García Orrego tenían energía solar en su casa y que su factura de servicios había pasado de 80.000 pesos mensuales a poco más de 10.000 pesos tras la instalación. De esa forma, comenta el mismo Rodrigo, la familia se volvió la envidia de todo el barrio.
— Cuando veían que teníamos energía solar, decían: ‘ay, cómo hiciste, qué tan bueno, yo sí quisiera. Si te enterás de algo nos contás, pues’. Ahí fue donde yo les comenté que había un piloto para suministrar energía solar gratis. ‘¿Gratis?’ Sí, gratis: ellos hacen la instalación, y nos cambian el proveedor, y nosotros ponemos el aire de la casa. No más.
Rodrigo se refería al proyecto de energía transactiva al que era cercano su hijo. Tras insistir en la comuna 13 y no poder llegar a un acuerdo con los habitantes de esa zona, Juan Manuel España, director de la iniciativa, recordó que esta familia, sumada al liderazgo de Rodrigo, podría ayudar a que el piloto se hiciera realidad en El Salvador.
De esa forma comenzó la tarea para Rodrigo y su hijo, quienes, aprovechando la curiosidad de los vecinos, emprendieron una cruzada para convencer al barrio. Puerta a puerta compartieron la buena nueva: nietos, hijos, hermanos, sobrinos y primos supieron que, de manera gratuita y durante un año, podrían acceder a energía a través de paneles solares.
Pero no fue fácil, afirma Rodrigo. Pese a su poder de convencimiento, que es validado por su esposa, Yamile Orrego, más de uno no creyó. “¡De eso tan bueno no dan tanto!”, dijeron unos. “¿Si eso suele ser bien caro, por qué nos lo van a instalar gratis?”, preguntaron otros. Y algunos más esgrimieron: “Lo que terminan es haciéndole a uno un daño en la casa”.
Otra preocupación aquejaba a los vecinos. Acostumbrados a encender el bombillo en cualquier momento, o a dejar por horas enteras el radio funcionando, algunos se mostraron preocupados por la disponibilidad de energía. Pero Rodrigo supo sortear las dudas y explicar, a su modo, en qué consistiría el piloto.
— Ese tema lo aclaramos, porque la gente se preguntaba: ‘si estamos en invierno, si no hay sol, entonces qué, ¿nos quedamos sin energía?’. Pero yo les decía que todo funcionaba bien. Que nosotros en la casa no habíamos tenido ningún problema: nevera, lavadora y todos los electrodomésticos trabajaban perfecto.
Después de varias reuniones en la calle que divide en dos hileras a La Estrecha, cerca de 28 vecinos terminaron metidos en el proyecto. El número dejó a algunos por fuera. Era una convocatoria limitada. En esos espacios, además de Rodrigo y su hijo, Juan Manuel y su equipo despejaron dudas y explicaron, paso a paso, cómo había nacido la idea y cómo se haría realidad en un barrio popular, estrato tres, en plenas lomas de Medellín.
Abecé del piloto
La comunidad solar que está a punto de producir energía en el barrio de los García Orrego es una réplica, a la colombiana, de un caso exitoso conocido por Juan Manuel al sur de Londres. En Brixton, un barrio aquejado en parte por la pobreza, la gente instaló una planta solar y todos los vecinos se beneficiaron de ella.
— Planteamos un proyecto en el que los vecinos fueran capaces de organizarse y apropiarse del proceso —detalla Juan Manuel—. El reto que tenemos es que la energía sea accesible y que la iniciativa sea liderada por la misma gente. Que deje de ser algo tan raro y tan ajeno.
Rodrigo se convirtió en el referente del barrio con cuatro paneles, de 1,24 kilovatios, que le permitieron reducir su factura en más del 60%. Esa baja en épocas soleadas suele ser mayor. Y en esa línea va el piloto: sobre algunos techos se instalaron dos generados de 20 kilovatios y 40 paneles que podrán reducir la facturación de diez casas en el 100%.
Pero si serán 28 los participantes, ¿cómo se hará la redistribución? Aunque la producción se dará desde techos específicos, priorizados por su ubicación, y la energía no servirá para el gasto autónomo, la plata de su venta se dividirá y luego cada participante verá el beneficio en su factura de EPM. El ahorro, entre todos, sería del 40% o 50% del valor mensual.
La idea es que los vecinos miren cuánto se ahorran en un año, y lo otro es que dimensionen cuánto se gastarían en una inversión futura para mantener la solución. No es un secreto que, aunque a largo plazo el gasto puede ser menor, la inversión en este tipo de proyectos suele ser elevada, y más para habitantes de barrios como El Salvador.
— En financiación de equipos y plantas, la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido y EPM invirtieron 120 millones de pesos. Y aunque los miembros de la comunidad no pusieron recursos en efectivo, nos aportaron su tiempo, barrio, techos y calle.
Pese a los costos, cuyo cubrimiento no está definido una vez concluya el piloto en diciembre de este año, la esposa de Rodrigo dice que vale toda la pena. Ella pasa buena parte del tiempo cuidando a sus nietos en Memphis, Estados Unidos, y cuenta que allá no ha visto algo similar. Le echa la culpa a las estaciones del clima, mientras saca pecho por la posición privilegiada que tiene en el trópico su ciudad natal.
“Qué orgullo tan berraco”
Con la confianza de toda la vida, Rodrigo recorre el barrio y toca la puerta de sus vecinos. En el balcón de la casa de María Elena Rave, quien también lleva casi 50 años en La Estrecha, deja que sea ella quien cuente qué tan contenta está de participar en esta iniciativa que, sin reserva alguna, dice que le aliviará el bolsillo.
— Cuando Rodrigo nos contó sobre su experiencia nos interesó mucho: primero por la parte económica, y también porque nos dieron muchas garantías. Todo lo que sea para la economía, bienvenido, y si apoya al medio ambiente, mucho mejor.
Similar es el relato de Juan Carlos Yepes Cardona, quien cuenta que desde antes conocía el tema y que lo que lo impulsa a participar es cuidar del medio ambiente. Apoltronado en la silla del comedor, mientras llega la hora del almuerzo, afirma que gracias a Discovery conoce los beneficios que puede traer la energía solar.
Solo una cosa lo inquieta: aunque sabe que este es un intento, en el que comprobará si se amaña o no, también tiene presente que mantener el modelo, una vez termine el piloto, puede ser un reto mayor.
— A mí me gustaría sostener mi casa con un panel. Yo porque sé que la forma adquisitiva no es factible en estos momentos, pero a largo plazo sí es un proyecto en el que uno ahorraría dinero. De aquí va a quedar el aprendizaje.
Por el momento, los vecinos no ven la hora para que arranque el piloto. Y los incrédulos, que se resistieron a Rodrigo, no perdonan espacio para preguntar si quedan cupos. Otros se sienten orgullosos: dicen que sería una dicha que el proyecto funcione para que en todo Medellín la gente encienda la luz, o el televisor, gracias a la comunidad solar que nació en las calles estrechas de El Salvador.
Paneles Solares ahora estarán dentro del paisaje de las bases aéreas de la Fuerza Aérea Colombiana. El pasado domingo 6 de marzo se dio inauguración al sistema solar fotovoltaico que “permitirá sustituir el 23 % de la energía de la Base de Palenquero, sede del Comando Aéreo de Combate N°1”, el cual está ubicado en Salgar, Cundinamarca, informaron fuentes oficiales en el marco de la transición energética que se viene implementando en el país.
Es por ello que las Fuerzas Armadas Colombianas están implementando varios proyectos con paneles solares como los que instala Innova Solar en el Magdalena Medio Colombiano. En este proyecto de la Base de Palenquero fueron instalados 2.340 paneles en piso, para una capacidad de 1,25 MWp que “generarán 2,05 GWh/año y permiten evitar la emisión anual de 416 toneladas de CO2”.
Paneles solares en el Magdalena Medio, la mejor opción
Este parque solar aprovechará similarmente los niveles de irradiación que se genera en el valle del río Magdalena los cuales son muy a los de La Guajira. Por ello es la zona geográfica en donde hay un gran número de proyectos fotovoltaicos que en conjunto sumaran 1.772 Mw en capacidad instalada señala el portal Portafolio.com
La meta que tiene el país dado los compromisos internacionales que ha suscrito es incluir 1.500 Mw en energías renovables al sistema nacional de energia. En consecuencia encontramos grandes proyectos con paneles solares en el Magdalena Medio Colombiano. El de mayor capacidad estará en Cimitarra, Santander el cual contará con 700 Mw. Le siguen los proyectos ubicados en Beltrán, Cundinamarca con 250Mw y los de Puerto Boyacá y Puerto Nare con 200 Mw cada uno.
Espaldarazo de las FFAA a los paneles solares
A estas iniciativas privadas, le siguen otras institucionales como el de la Fuerza aérea, siendo el Comando Aéreo de Combate N°1 el primero de cinco bases de la Fuerza Aérea que tendrán suministro de energía eléctrica renovable con paneles solares.
Los siguientes proyectos fotovoltaicos se adelantaran en el Comando Aéreo de Combate No. 3 en Malambo, Atlántico. En el Comando Aéreo de Combate No. 4 en Melgar, Tolima. En el Comando Aéreo de Combate No 5 en Rionegro, Antioquia y en las instalaciones del Grupo Aéreo del Amazonas en Leticia, Amazonas.